Mi hij@ es «la niña del exorcista».

¿Qué hacer cuando mi hij@ parece la niña del exorcista?

Esta semana trataremos algo muuuuuy común en el desarrollo infantil: las rabietas. Este comportamiento que los padres queremos borrar de la historia vital de nuestros hijos (y de las nuestras) pero sin las cuales los niños no serían capaces de desarrollarse plenamente.

Querer ABOLIR las rabietas del desarrollo infantil es como intentar tapar el sol con un colador (sí, ya lo sé, se me dan fatal las comparaciones). Tenemos que entender que las rabietas son parte necesaria del desarrollo. Es la forma que los niños tienen de mostrar su frustración y rabia, su disgusto con la situación. Es verdad que algunos son más convincentes/exagerados que otros.

Por lo tanto, lo primero ante una rabieta es PACIENCIA. Intentar centrar nuestra atención en que el niño lo hace porque quiere conseguir algo que nosotros no se lo podemos dar en este momento. No es que el niño sea maleducado es que no sabe hacerlo de otra manera. Así que, como somos nosotros los ADULTOS, los que tenemos que dar el modelo adecuado, tenemos que estar SERENOS. Ya lo sé, no es fácil, pero es paradójico que yo quiera que mi hijo deje de gritar cuando se lo estoy diciendo a voces y se están enterando todos los vecinos. Acordaros, ¡NOSOTROS somos los ADULTOS!

Las rabietas no son necesariamente un signo de mala educación. Como hemos comentado, previamente, las rabietas son fruto de la frustración y de la rabia que sienten pero no de la falta de educación, más bien de la falta de estrategias para manejar estas emociones. Entender la rabieta como falta de educación nos hace además sentir mal como padres/madres. “No he sido capaz de educar bien a mi hij@”. No, esta idea no nos beneficia. Las rabietas son parte del desarrollo y lo que hace falta es que el niño aprenda a expresar de una manera adecuada esta frustración/rabia/ira. A algunos les cuesta más que a otros y eso también hay que tenerlo en cuenta.

Armados de paciencia y con la idea de que puedes ayudar a tu hij@ a manejar mejor estos sentimientos, podemos intentar ponerle etiqueta a lo que siente (esto nos vale para todas las emociones: miedo, tristeza, enfado, alegría…): “estás muy enfadado, mamá/papá te puede ayudar a que te tranquilice, si quieres”; “cuando nos tranquilicemos podemos hablar y pensar mejor”.

Otro de los aspectos importantes es NO NEGAR LA EMOCIÓN. Hay muchos papás/mamás que se empeñan en decir: ¡NO TE ENFADES! Aquí no se trata de que no se puede enfadar, ¡CLARO que se puede enfadar! ¿Te enfadas si tu jefe no te da el libre que has pedido? Claro que te enfadas y tienes derecho a ello. Los niños tienen derecho a enfadarse lo que no podemos permitir es que: se hagan daño a sí mismos, hagan daño a los demás o rompan cosas.

Cuando el niño está en medio de la rabieta llorando y/o gritando tampoco es momento de ponerse a razonar, deja que pase el chaparrón para preguntarle e intentar que él se dé cuenta de lo que ha pasado, de lo que ha sentido. Si el niño es más mayor (a partir de los 3 años), podemos dar espacio a la reflexión: he visto que estabas muy enfadado, ¿por qué te has enfadado tanto? ¿Sabes qué hago yo cuando estoy enfadado? ¿Qué puedes hacer para dejar de estar enfadado? Para estos momentos de reflexión, los cuentos, los dibujos animados, nos pueden ayudar mucho.

Os dejamos aquí materiales interesantes que os pueden ayudar:

Cuando estoy enfadado – Vídeo 1

Hacer que el niño piense sobre qué cosas le enfada; que enfadarse no está mal lo que no se puede es hacer daño a los demás o a las cosas. Por otro lado, reconocer que cuando nos enfadamos nos hacemos cosas que no debemos y luego nos sentimos mal (esto nos pasa a niños y adultos). Así que se trata de buscar qué cosas podemos hacer cuando estamos enfadados. El protagonista percibe que hablar con una persona de confianza le ayuda a tranquilizarse.

Donald Autocontrol – Vídeo 2

Aquí lo importante es contar hasta diez para tranquilizarse. Hacer con que se fije en la cara del pato Donald cuando se enfada, está roja, y cuando empieza a contar se va tranquilizando. Es importante que los niños perciban que cuando se enfadan “sienten cosas” (el corazón va más rápido, sienten como un “volcán por dentro”), es importante darle nombre a estas “cosas” que sienten. Identificar eso es el primer paso para poder gestionar de forma adecuada la emoción.

Jugar a descubrir las emociones – Vídeo 3

Esta es una actividad divertida de ver trocitos de pelis e identificar qué le pasa al protagonista. ¿Qué hace? ¿Qué siente? ¿Por qué? ¿Está bien lo que hace? Si no está bien ¿cómo lo podría hacer mejor?

Renata SarmentoPsicóloga Nº de Col. M-25389

Centro Psicológico Loreto Charques