Hace un par de semanas ha vuelto a la parrilla televisiva el programa de entrevistas que se hizo famoso por sus estrambóticos sofás, me refiero al programa de Risto Mejide, Chester in love.
Ya no se redecoran sofás y el equipo ya no viaja a lugares que conecten con la vida del entrevistado. Ahora es un programa con plató, dos grandes pantallas y público.
Bertín Osborne después de triunfar con En tu casa o en la mía en la televisión pública, firmó esta pasada primavera un millonario acuerdo con mediaset para seguir con ese formato en Mi casa es la tuya.
¿Por qué triunfan este tipo de programas, por qué tantos invitados aceptan asistir a ellos, sin dinero de por medio?
Es un estilo muy diferente el que tiene cada presentador, son dos personalidades muy distintas, pero tienen una cosa en común, intentan sacar el lado emocional del invitado, juegan con la complicidad de la persona para hacerle sentir cómodo y que se rompan las barreras de los personajes, de los famosos y se llegue al lado más humano, al lado emocional de cada uno de ellos.
Ninguno de los dos es periodista, ninguno intenta hacer un manejo formal de la información y no hacen uso de un rigor periodístico, ambos intentan hacer una radiografía emocional de sus invitados, a través de la confianza y la comodidad que les quieren ofrecer.
Se tienen que ganar al entrevistado, hacerle ver que están jugando a su favor, que le están ayudando a vender su imagen más humana. A través de ello se puede conseguir que el público, que por uno u otro motivo no tenga muy buen concepto de él, llegue a ver el lado humano bondadoso y emotivo que lleva dentro.
El nuevo formato de Mejide en esta ocasión no intenta hacer un recorrido vital o de la trayectoria profesional de la persona, plantea ahora en packs de 3 invitados de forma consecutiva por programa, el abordaje de temas tan intensos y transcendentes como el amor, Dios, el sexo, el dinero, la fama… con lo que se dirige más a aspectos concretos de la personalidad del sujeto.
El Risto borde y desafiante que le hizo saltar a la fama, se queda a un lado, saca su lado más sensible y sensato, para poder acercarse más a las personas y poder empatizar más con sus invitados.
Y ahí está la clave, en la empatía y en la escucha que ambos presentadores quieren ejercer, para generar ese espacio de comodidad que les permita sonsacar aspectos inauditos de los entrevistados.
El Viajando con Chester que presentaba Pepa Bueno, no cuajó en el espectador tal vez por esto, por ser demasiado informativo, por mantener una posición más aséptica y menos emocional que la que puede generar el publicista catalán.
El programa de Bertín intenta hacer más ese recorrido humano a través de los recuerdos y las emociones de la vida de las personas, jugando más con la espontaneidad y el aire campechano que transmite el aristócrata seductor. La empatía y la escucha también se perciben en su relación con sus invitados. Tal vez lo tenga más fácil que Risto, puesto que Bertín parte con la ventaja de conocer bien o ser amigo de muchos de los que asisten a su programa.
De esta manera los entrevistados de estos programas transmiten emoción y cercanía a los espectadores, humanizan al famoso, generando una imagen más bondadosa y más entrañable de la que pueden transmitir en su faceta pública o en otras apariciones televisivas.
Conversaciones directas, que desnudan al personaje y dejan ver a la persona.
Políticamente incorrectas en muchas ocasiones, resaltan de la corrección política y la artificialidad en la que la televisión nos sumerge en pleno siglo XXI.
Salvando mucho las distancias y la categoría profesional (ojalá volviera este monstruo de la comunicación), consiguen algo que ya consiguió en sus diferentes andaduras profesionales radiofónicas y televisivas, el inigualable Jesús Quintero.
La emoción vende, lo humano vende, aquello que ponga en una posición de cercanía con el resto de los mortales a personajes públicos y famosos, hace que el interés del espectador incremente notablemente y que les veamos más cerca de algo que todos compartimos por ser de la especie humana, la emoción y la capacidad de expresarla.
Tal vez por este deseo de conocer y poder saber de las emociones y las formas de relacionarse de los demás, tengan tanto éxito los programas del corazón, los realities, los grandes hermanos y demás fauna y flora televisa, pero eso ya es otra historia…
Estoy deseando ver el próximo domingo a Risto, con el tema principal del sexo y con Sánchez Dragó, una directora de cine porno y Sor Lucía de invitados.
Mariano de Vena Salvador | Psicólogo Col. Nº M-23785
Centro Psicológico Loreto Charques