¡Si dudas del Tdah, hazte voluntario!

Año viene y año va volvemos a la polémica sobre la existencia real del Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH). Entre los que dicen que tan sólo es un niño movido, con mucha energía, pasando por aquellos que aseguran que es un problema de educación (es decir que la culpa es de los padres y madres) a aquellos que dicen que es algo inventado por la industria farmacéutica. Todos emiten estos comentarios sin malas intenciones (¿o no?) pero no se dan cuenta (¿o sí?) del daño que hacen a las personas que padecen TDAH y a sus familias.

Esta situación me recuerda las primeras explicaciones que se dieron a los orígenes del autismo: la culpa era de las madres nevera. Esta teoría justificaba el trastorno por la falta de una vinculación adecuada entre madre-hijo. ¿Nos podemos hacer una idea de lo duro que puede llegar a ser para una madre tener un hijo con unas características particulares y ser culpabilizada por ello sin razón? Afortunadamente, Leo Kanner, que en un primer momento defendió la teoría de las madres nevera, terminó por desecharla y empezó a restar de responsabilidad a las madres porque se dio cuenta de que los hermanos de los niños con autismo educados por las mismas madres no presentaban dicho trastorno. Felizmente, a día de hoy esta teoría está completamente superada y hoy sabemos que el autismo es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la comunicación y a la socialización.

Volviendo al tema que hoy nos ocupa, el TDAH, estoy deseando que llegue el momento en que no tengamos que estar justificando constantemente su existencia y que superemos de una vez la idea de que el TDAH es un trastorno inventado.  La verdad es que lo ponga en duda una persona que no haya tenido la oportunidad de estudiar (como la vecina del quinto), puedo llegar a comprenderlo, pero que emitan juicios como “es un invento de la psiquiatría norteamericana para vender medicación” o “el TDAH es una moda” doctores de reconocido prestigio, dice muy poco acerca de su “supuesto” prestigio.

Podemos discutir sobre la adecuación de los criterios diagnósticos, podemos y debemos mejorar y aclarar la evaluación para no dar falsos positivos y no caer en el sobrediagnóstico, podemos y debemos investigar para conocer qué tipo de intervención es la más adecuada (medicación sí/no/cuándo/qué medida y/o terapia cognitiva-conductual, etc.). Sin embargo, negar la existencia del trastorno lo único que nos lleva es a la inacción y a no dar respuesta a una realidad existente.

De acuerdo con Orjales (2017) el TDAH es un trastorno complejo cuyas manifestaciones clínicas, en intensidad y desadaptación, son el reflejo de una posible alteración orgánica modulada por la influencia del ambiente (es decir, la educación, la intervención y el entrenamiento recibidos por el sujeto hasta el momento) que, en cierta medida, contribuye a frenar o a potenciar los síntomas. Por lo tanto, no se trata de un invento de la industria farmacéutica, o una moda, o tan sólo falta de una educación ajustada. El TDAH existe y es una de las patologías más frecuentes en la infancia y, de su diagnóstico y de la intervención temprana, depende que no derive en trastornos severos de conducta, abandono escolar, trastornos del estado de ánimo, muertes prematuras y/o adicciones y problemas con la justicia. El TDAH va mucho más allá y tiene muchas más implicaciones para las personas que lo sufren y sus familias.

El diagnóstico del TDAH se debe hacer en base a los criterios de la Asociación Americana de Psiquiatría  (APA)  recogidos en el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) en su versión número 5. El DSM-5 es el producto de más de 10 años de estudios científicos de cientos de expertos internacionales en todos los aspectos de la salud mental. El trabajo define y clasifica los trastornos mentales con el fin de mejorar los diagnósticos, el tratamiento y la investigación. Para ser diagnosticado con TDAH, el DSM-5 exige:  

·         Determinar la intensidad de los síntomas

·         Determinar la cronicidad de los síntomas

·         Descartar la existencia de factores ambientales

·         Determinar el nivel de desadaptación

·         Establecer el diagnóstico diferencial (para determinar si hay trastornos comórbidos u otro trastorno que explique mejor los síntomas)

Si hay una entidad en la que coinciden expertos internacionales en unos criterios y síntomas, que han revisado estudios científicos ¿es realmente plausible que sigamos negando su existencia? Insisto en que podemos y debemos seguir investigando para mejorar nuestro conocimiento en cuanto a detección, diagnóstico e intervención. Pero lo que no parece lógico es seguir insistiendo en negar las evidencias.

Yo no me cansaré de desmentir todos los mitos y “bulos” que corren por la red y que salen de personas que desconocen por completo la realidad de los afectados por el TDAH y sus familias. Por eso, desde aquí lanzo una propuesta a las asociaciones y a las personas que dudan acerca de la existencia del TDAH. ¿Por qué no organizamos un voluntariado para todos aquellos que dudan de la existencia del TDAH? Propongo la campaña: ¡Si dudas del TDAH, hazte voluntario! Como creo es una cuestión de desconocimiento, el mejor remedio para ello es la información y el acercamiento al día a día de las personas con TDAH y sus familias. Informando y sensibilizando seremos capaces de desterrar del todo las teorías basadas en la desinformación.

Renata Sarmento | Psicóloga Col. Nº M-25389

Para saber más:

Para Todos La 2 – El TDAH https://www.youtube.com/watch?v=Rnmx9hYERrc

Madrid Conesa, F. (2016) TDAH: ¿Existe? Cuaderno de Pedagogía, 463, 82-87. http://feaadah.org/admin/archivo/docdow.php?id=756

Referencias

Orjales, I. (2017) Comentarios respecto al TDAH. Recuperado el 25 de Mayo de 2017 desde http://feaadah.org/es/difusion/650 .

Mitos y verdades sobre el Autismo.

Aprovechando la resaca del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo que se celebró el pasado día 2 de Abril de 2017, traemos a nuestro blog algunas aclaraciones acerca de este trastorno, tan desconocido para muchos.

Los niños con TEA están enfermos. El autismo NO es una enfermedad. El término Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en la comunicación e interacción social, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. No lleva asociado ningún rasgo en la apariencia externa específico, y sólo se manifiesta al nivel de comportamientos. Al no ser una enfermedad, no tiene una cura, pero sí es susceptible de mejora a través de la intervención y el abordaje integral del trastorno.

Los niños con autismo no son capaces de sentir emociones. Esta es una de las afirmaciones más comunes entre aquellos que no conocen a personas con autismo. Esto es absolutamente falso. Está claro que en los TEA una de las alteraciones se da a nivel emocional, pero sobre todo de comprensión de la interacción con respecto a los demás. Las personas con autismo sienten amor, cariño, rabia, enfado, como cualquier otra persona. Quizás, en algunos momentos pueden no saber controlar esta emoción, pero son cuestiones a trabajar con la intervención.

Las personas con TEA no se relacionan. Este es otro mito muy extendido. No es verdad. Otra de las áreas afectadas en los TEA es la de las interacciones sociales, esto no significa que no puedan relacionarse pero es verdad que pueden tener una manera particular de hacerlo.

Los niños con autismo no hablan. Los TEA  se presentan de manera distinta en cada caso. Por lo que las necesidades individuales son muy heterogéneas. Tenemos desde niños que adquieren el habla (a veces con algo de retraso) hasta niños que se comunican utilizando los Sistemas Alternativos/Aumentativos de Comunicación.

El niño tiene autismo porque su madre no le ha dado afecto y no se ha establecido un vínculo adecuado. Afortunadamente esta idea se ha descartado y estamos ya seguros al 100% que esto no es así. En la actualidad no es posible determinar una causa única que explique la aparición de los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), pero sí la fuerte implicación genética. La gran variabilidad presente en este tipo de trastornos apunta también a la relevancia que puede tener la interacción entre los distintos genes y diferentes factores ambientales en el desarrollo de los TEA, aunque aún es necesaria mucha investigación al respecto.

El origen del autismo está en las vacunas. No existe evidencia científica de que ninguna vacuna esté implicada en la fisiopatología del autismo. Como hemos señalado previamente, El autismo es un trastorno de base genética en el que es muy probable que estén implicados múltiples factores epigenéticos ambientales. Sin embargo, se requieren más estudios para dilucidar cuáles y en qué medida.

Renata Sarmento | Psicóloga Col. Nº M-25389

Referencias

Artigas-Pallarés J. Autismo y vacunas: ¿punto final? Rev Neurol 2010; 50 (Supl 3): S91-9.

Cornago, A. (2011) Algunos mitos sobre el autismo. Recuperado el 04/04/2017 desde  https://autismodiario.org/2011/02/09/algunos-mitos-sobre-el-autismo/

http://autismomadrid.es/que-es-el-autismo/mitos-sobre-el-autismo/

http://diamundialautismo.com/entender-el-autismo/